Tuesday, May 19, 2009

El directivo perfecto


El autor americano Lawrence Miller en su libro Barbarians to Bureaucrats habla de unos perfiles directivos que denomina el profeta, el bárbaro y el administrador.

El profeta encarna la fé ciega. Es el entusiasmo en su máximo grado, las nuevas ideas, no le interesan los estudios ni los análisis concienzudos, la verdad le ha sido revelada y su misión es transmitirla a todos los que están con él. Este tipo de directivo es el que se necesita al comienzo de toda actividad (por ejemplo, el cambio de aplicaciones informáticas propietarias a otras open source) ya que se necesita un alto grado de motivación para sobreponerse a las resistencias que todo cambio genera.

El siguiente paso sería el directivo bárbaro. Este no tiene la capacidad de generar ideas como el profeta pero tiene un objetivo claro y nada ni nadie le va a apartar de conseguirlo. Típicamente en informática, este directivo sería capaz de enfrentarse a los usuarios, al departamento financiero y si se tercia al consejo de administración. Por supuesto, no le hablemos de normas, ni de planificación. La ley es él (y también la policia y la administración de justicia). Sus métodos puede que no sean ortodoxos pero es lo que se necesita para que la organización crezca y sea competitiva. Ahora bien, cuidado porque la eficacia del bárbaro está limitada en el tiempo.

El tercer tipo de directivo sería el administrador. A éste le van los planes, las normas, el rigor. No es un conquistador que vaya a anexionar territorios pero la defensa está garantizada. Lo conseguido por el bárbaro, que a su vez realizó la visión del profeta, está en buenas manos con el administrador. El peligro que tiene el administrador es que la situación cambie y se necesite marcar un nuevo rumbo.

En definitiva, el directivo que consiga ser los tres modelos anteriores y en el timing justo será el directivo perfecto.

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